sábado, julio 29, 2006

EL PAIS ESMERALDA

Texto publicado en el número especial de la revista SEMANA sobre propuestas para escoger un símbolo de Colombia

Las esmeraldas no hacen fotosíntesis, como las plantas, pero deberían. No la hacen porque su verde no se deriva de la clorofila, sino de que al interior del berilo, el material incoloro de que están hechas esas piedras, se produce un juego mágico de refracciones, que determina que una minúscula “impureza” de cromo se proyecte desde su interior en todas las caras de la gema, y les otorgue esa textura de aceite congelado y ese característico color.


Estos cuarzos no son esmeraldas, pero como si fueran. ¿Quién se atreve a decir que los minerales no son -a su manera- seres vivos?

Foto: G.W-Ch (Museo Smithsoniano de Historia Natural de Washington)

Precisamente, el arte de la lapidación consiste en saberse aliar con el cristal y con la luz, para aprovechar al máximo los dones de la refracción. Como lo hacen también, para reafirmar su iridiscencia, con diversas combinaciones de la leyes de la óptica y de la volatilidad, los colibríes y las mariposas de Muzo, coterráneas de las esmeraldas colombianas. Esa es otra fotosíntesis: otra manera de fabricar vida a partir de la luz. A lo mejor colibríes, esmeraldas y mariposas son tres estados de una materia única, como el agua líquida, el hielo y el vapor.

Los geólogos hablan de fluidos magmáticos y de procesos tectónicos en la formación de estos cristales, que me piden candidatizar como símbolo nacional. Cada esmeralda es un chip con la memoria minuciosa de esa mezcla de metabolismos graduales y cataclismos subterráneos.

Méritos no les faltan a las esmeraldas para representar al país. Las utilizaban los muzos y los muiscas en sus pagamentos, cuando los seres humanos que habitaban esta parte del mundo todavía eran concientes de que tenemos con la Tierra deberes de agradecimiento y reciprocidad. O sea, que son un símbolo de lo que fue (y de la manera como todavía piensan algunas culturas aisladas).

Pero también son un símbolo de lo que es, porque a pesar de toda la depredación, Colombia insiste en ser un país verde, con toda la biodiversidad de posibilidades y de gamas que abarcamos bajo ese color. Verdes son nuestras selvas húmedas tropicales y nuestros bosques de niebla. Verdes son los páramos con sus frailejones, que bien podrían ser también un símbolo nacional. Verdes son todavía los valles interandinos, las laderas de nuestros volcanes, las planicies de altura como el valle de Guachucal o la Sabana de Bogotá. Verdes son los penachos de las palmas de cera, el árbol nacional. No será totalmente verde la península de la Guajira, pero colinda con un mar de aguas tan verdes como las que también rodean al archipiélago de San Andrés. ¡Qué puede ser más esmeralda en su textura y en su color, que las aguas del Caribe junto a las costas insulares y continentales colombianas!

Cayo cerca a San Andrés - Foto: G. W-Ch

Y verde también es la coca, que al igual que las esmeraldas era medio de comunicación entre las comunidades precolombinas y la inteligencia de la Tierra, como lo sigue siendo hoy para la mayoría de las culturas indígenas andinas. La coca perdió su significado como símbolo de identidad y de conexión territorial, cuando de las mismas latitudes desde donde hoy se sataniza esa planta sagrada, vinieron a enseñar que de ella se puede extraer un polvo blanco, altísimamente cotizado en los mercados internacionales que operan en la ilegalidad.

A pesar de que Colombia podría describirse como un País Esmeralda, el verde está ausente del todo en los actuales símbolos nacionales: no hay verde en el escudo, no hay verde en la bandera, no existe mención al verde en el himno nacional.

Yo personalmente canto con fervor surrealista nuestro himno nacional, a sabiendas de que su letra no resiste un mínimo análisis ni a la luz de la experiencia cotidiana (¿cuándo “cesó la horrible noche”?) ni de la razón elemental. Aunque a lo mejor desde ese punto de vista, las estrofas de don Rafael Núñez sí reflejan fielmente la realidad del país: son un himno a la guerra, al desgarramiento, a la agonía (pensándolo bien, sí hay una mención indirecta al verde en aquello de que “La Virgen sus cabellos arranca en agonía / y de su amor viuda los cuelga de un ciprés”...), a la destrucción, al espanto, al dolor. Los versos que le dedica el himno a don Antonio Ricaurte son una clara apología del terrorismo suicida y los que le dedica al Orinoco son una apología de la contaminación.

Pero nada sobre el verde, ni sobre el afán de vida que representa ese color, y que se expresa entre nosotros en el reino de los protistos y en el reino mineral y en el vegetal y el animal, donde la abundancia de especies verdes –entre los microorganismos, los insectos, los reptiles, los anfibios y las aves- también es símbolo de nuestra biodiversidad.

Cierto es que el verde resulta de la suma del amarillo y el azul, pero no sobraría incorporarlo de manera explícita en el escudo nacional: una esmeralda más un colibrí más una palma de cera más un frailejón.

E imaginémonos la bandera con una hoja de coca, con una esmeralda y con un colibrí, tres estados distintos de una misma materia, que en últimas es nuestra identidad humana y colombiana, degradada cuando los regalos de la Tierra pierden su función cósmica, su carácter sagrado.

martes, julio 25, 2006

TORMENTA ELÉCTRICA SOBRE BOGOTÁ

Un día los antiguos se pusieron de acuerdo
e hicieron una recolecta de coca
de toda la comunidad,
esa noche, ellos sabían y decían, que mucho rayo, tempestad
y crecimiento de ríos,
era señal del nacimiento
del niño del agua.
Fragmento de la descripción de Alvaro Ulcué Chocué sobre el nacimiento de Juan Tama

Grabamos esta tormenta eléctrica en Abril de 2005 en Bogotá.
En la naturaleza existen dos procesos que convierten el nitrógeno atmosférico en compuestos nitrogenados que los seres vivos -y particularmente las plantas- pueden utilizar. Uno de esos procesos son los rayos.
De allí el olor que queda en el aire después de las tempestades y que los griegos simbolizaban con Amaltea, la diosa de la fertilidad de la tierra (y además la cabra que crió a Zeus... y la luna más pequeña de Júpiter).
El otro proceso son las raíces de las leguminosas, tales como el trébol o el fríjol.
Siendo dos "estructuras" tan aparentemente "alejadas" en el universo de los procesos de materia y energía, los rayos y las raices presentan una configuración radicular similar. De hecho, los rayos se pintan en forma de zig-zag en las caricaturas, pero realmente se parecen más a una raiz, o al curso de un río o a una cuenca hidrográfica, o a la "estructura" de las neuronas en el cerebro o del sistema circulatorio en los seres vivos, incluidos nosotros los seres humanos.

Río Okavango Foto: G W-Ch
El video de arriba podría ser también, un cerebro pensando. A lo mejor pensábamos que estábamos grabando hacia afuera, cuando realmente estábamos grabando nuestro propio interior.

Cámara: Gustavo Wilches-Chaux
Edición: Simón Wilches Castro. La edición consistió en "acortar" los intervalos entre rayos. El video no tiene ningún retoque digital.

sábado, julio 22, 2006

LA NAVE ENTERPRISE ( I )

No tengo datos concretos que confirmen mi sospecha de que la nave Enterprise ("Viaje a las Estrellas" / "Star Trek") fue concebida y diseñada teniendo en cuenta algún tipo de patrón que se repite con frecuencia en las nubes, pero en mi colección de nubes, cuidadosamente guardadas en frascos de cristal de animus, tengo algunas que parecerían indicar que así fue.


Para saber qué es el animus, date una vuelta por "El Universo Amarrado a la Pata de la Cama"

La foto siguiente la tomé en Sao Paulo:

Y la que sigue me la pillé volando sobre Ciudad Darío, en Nicaragua:

martes, julio 18, 2006

PUERTO WILCHES (2.600 metros más arriba del original)


De donde salen y a donde llegan mis mejores viajes, en la mayoría de los cuales ni siquiera salgo de mi casa.




¡QUE NADIE PRETENDA NAVEGAR POR INTERNET SIN MOJARSE LOS PIES!

domingo, julio 16, 2006

A PESAR DE TODO, VALE LA PENA ESTAR VIVO

Nuestra especie humana parecería estar perdiendo su derecho a permanecer en este planeta, no solamente por su agresión cada vez más destructiva contra la biosfera en general y contra otras especies vivas, animales y vegetales, que comparten con nosotros la Tierra, sino también contra nosotros mismos, contra otros seres humanos.


Sin embargo, a pesar de que en algunos aspectos nos hemos convertido en la peor de cuantas plagas han existido sobre la Tierra en los cerca de cuatro mil millones de años que lleva la Vida en este planeta, en otros aspectos constituimos seres prodigiosos, capaces de ser y de hacer poesía, de auscultar los rincones más lejanos del cosmos, de extasiarse ante la belleza de un paisaje, de otro ser humano, de un animal, de una roca, de un bucle del agua, de una flor...


Somos la especie capaz de hacer volar un avión (aunque también de derribarlo, repleto de pasajeros); la especie que inventó el computador, la fotografía digital y la internet (y la especie que inventó las "armas inteligentes"); la especie capaz de reconocerse racional y sensualmente como parte de esa biosfera, de esos paisajes que, sin embargo, insistimos en destruir.

En esta página quiero compartir "evidencias fotográficas" de algunas de las razones (por supuesto hay muchas más) por las cuales creo que, a pesar de todo, vale la pena estar vivo y andar con todos los sentidos alerta, incluido ese otro sentido que es la fotografía digital, para ser testigos presenciales y participantes de este momento particular de la evolución de la Vida en la Tierra.

El desarrollo de la cultura humana está repleto de dilemas y contradicciones, muchas de los cuales me afectan no solamente teóricamente o como integrante de la especie, sino también de manera directa y personal: en cuanto hace referencia a estas fotografías, por ejemplo, me rompe el coco el dilema entre el logro maravilloso que es una avión de propulsión a chorro, y el impacto de sus “estelas” en el clima terrestre al incrementar la reflectividad de la atmósfera, con lo cual se produce un efecto de “global dimming” u “oscurecimiento global”.

En virtud del “global dimming” la temperatura de la Tierra tiende a enfriarse, en contraposición al fenómeno del calentamiento global que hace aumentar la temperatura del planeta.

Contrariamente a lo que podría pensarse, ambos fenómenos no se anulan mutuamente, es decir, ese enfriamiento no compensa el calentamiento global, sino que provoca, por su propia cuenta, alteraciones climáticas igualmente perjudiciales, como muy claramente lo explicaron varios científicos en un reciente documental de la BBC sobre el tema.

El Efecto Trapito

Estamos entonces ante lo que podríamos denominar el Efecto Trapito. Trapito era un personaje de mi ciudad, que solía ingerir de manera simultánea una manotada de píldoras acelerantes y otra de tranquilizantes, con efectos tan traumáticos como los que comienzan a registrarse en el clima planetario.


LA CORDILLERA BLANCA (Perú)

Pico Pirámide y Laguna Parón... posiblemente

Una de las maravillas de estar vivo y de montar en avión, es la posibilidad de ver desde el aire la Cordillera Blanca, el nombre que recibe una parte de la cordillera de Los Andes a su paso por el Perú.
Y una de las maravillas que nos ofrece la internet, es poder reconstruir en Google Earth la ruta que se acaba de recorrer.

Nótese el retroceso del hielo entre el momento en que se tomó la foto para Google Earth (probablemente 2005) y la foto de arriba (Julio 2006).

EL HUASCARÁN (Perú)

La mayor altura de Los Andes en el Perú (6.746 msnm)
Picos Huandoy y HuascaránAgradecimientos a Anthony Oliver-Smith por su colaboración para identificar estos picos
Lagunas de Llanganuco

La ciudad de Huaraz, en el Corredor del Huaylas


EL CAYAMBE (Ecuador)


Nótense los flujos de lodos

Al fondo, el Cayambe. Abajo, la ciudad de Quito

CRATER DEL VOLCÁN COTOPAXI (Ecuador)