¡TIERRA A LA VISTA!
En Tabacundo, unos cuantos kilómetros al norte de Quito, están a la vista, de manera didáctica, las fuerzas que moldean la corteza de la Tierra.
Esa torta de galletas revela las huellas de erupciones volcánicas, de flujos de lodo, posiblemente hasta los vestigios de remotos oleajes... la memoria de los tiempos cuando la cordillera de los Andes apenas comenzaba a germinar en el fondo del mar.
La lluvia, el sol y el viento continúan a diario su trabajo de esculpir el paisaje.
Lo que nadie me ha podido explicar es qué fuerzas se confabularon -y de qué forma- para doblar de esta forma la plastilina maleable de la corteza terrestre. Y por qué sólo doblaron 180 grados ese trozo de montaña, mientras el resto de los plegamientos exhiben unos patrones menos extraños...
Piedra pómez, cenizas volcánicas... materiales provenientes de las profundidades de la corteza terrestre, expuestas a otras fuerzas menos violentas pero más persistentes, incluyendo las raíces de esa recien llegada a la historia geológica.
Cada día como que comienza de nuevo la formación del planeta...
Y por supuesto, la mano humana tampoco está ausente.
1 Comments:
Y claro,la huella humana es la más caótica
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