EL VOLCÁN NEVADO HUILA
A quienes estamos vivos hoy, nos ha tocado el privilegio de ser testigos de la erupción de este volcán que, a pesar de haber estado siempre activo (lo que se manifestaba a través de fumarolas y tremores), nunca había hecho erupción desde que los seres humanos habitamos esta parte del planeta Tierra.
El volcán Nevado Huila tiene en su cima la mayor altura de los Andes en Colombia y, junto con la Sierra Nevada del Cocuy, posee uno de los dos mayores casquetes glaciares de nuestro país.
Menos mal se portó bien
Menos mal esa primera erupción ocurrida en la madrugada del 19 de febrero pasado, no afectó vidas humanas ni causó mayor destrucción. Seguramente contribuyeron varios factores:
* El flujo de lodo que bajó por el río Páez fue bastante menos voluminoso que la avalancha que produjo el terremoto del 6 de junio de 1994 en ese mismo cañón y que en algunos lugares alcanzó casi 70 metros de altura.
* El proceso de reubicación de comunidades que siguió al terremoto de 1994 permitió reducir la densidad de habitantes del cañón y alejar a las comunidades de las zonas de mayor amenaza. Ignoró cuántas familias de las que se reubicaron en otros lugares de la región han regresado de manera permanente o temporal, pero es de suponer que hoy hay menos habitantes permanentes que en 1994.
* A pesar de que ya han pasado casi 12 años desde el terremoto del Páez (lo que quiere decir que para un niño que hoy tenga 12 años ese terremoto y la consecuente avalancha forman parte de su "prehistoria personal"), la memoria del desastre del 94 sigue viva en la vida de los habitantes del cañón del río Páez, lo cual permitió una acción rápida de evacuación. Por lo menos eso era lo que se vepia a través de los noticieros de televisión.
¿Y de los peces qué?
¿Y qué pasó al fin con los cientos o miles de toneladas de peces muertos en la represa de Betania, que embalsa al Magdalena tras recibir las aguas del río Páez?
¿Cuál fue, finalmente, la causa de esa mortandad que se produjo pocos días después de la erupción del volcán Nevado Huila?
He aquí un ejemplo de la manera como los medios de comunicación -y en consecuencia sus usuarios- le perdemos el rastro a la información, lo cual nos impide convertir las noticias diarias en fuente de aprendizaje.
Sobre la muerte de los peces existieron dos versiones: una, la atribuía a la desoxigenación del agua y al bajo nivel de la presa, como consecuencia de la escasez de lluvia, atribuida a su vez al fenómeno de El Niño. Y dos, a la posible contaminación de las aguas del río Páez como consecuencia de la erupción volcánica en las cabeceras del mismo.
Hoy ya debe existir un veredicto, del cual no han dado cuenta los medios de comunicación.
Un par de fotos para recordar
Después del terremoto de 1994, en la presa de Betania se formaron palizadas o costras flotantes de troncos procedentes de los bosques que ocupaban parte de las 40 mil hectáreas de suelo que fueron destruidas como consecuencia del sismo y de los más de 3 mil deslizamientos que éste produjo. Las palizadas, al igual que la contaminación objetiva y sicológica que produjo el desastre en la presa de Betania, perjudicaron gravemente al turismo y a los piscicultores.
La ciudad de Neiva crece en las orillas mismas del río Magdalena, aguas abajo de la presa de Betania. Estudios realizados por la Dirección Nacional para la Prevención y Atención de Desastres cuando el terremoto de 1994, determinaron que la presa tendría capacidad suficiente para absorber un eventual deshielo del 100% del casquete glaciar del Nevado Huila en caso de una erupción, lo cual evitaría un desastre para la capital del Huila.
De cualquier manera, en caso de que se llegara a producir una erupción capaz de causar un deshielo y una consecuente avalancha, ojalá ésta ocurra en una temporada seca, cuando la presa de Betania esté en su mínimo nivel.
El volcán Nevado Huila tiene en su cima la mayor altura de los Andes en Colombia y, junto con la Sierra Nevada del Cocuy, posee uno de los dos mayores casquetes glaciares de nuestro país.
Menos mal se portó bien
Menos mal esa primera erupción ocurrida en la madrugada del 19 de febrero pasado, no afectó vidas humanas ni causó mayor destrucción. Seguramente contribuyeron varios factores:
* El flujo de lodo que bajó por el río Páez fue bastante menos voluminoso que la avalancha que produjo el terremoto del 6 de junio de 1994 en ese mismo cañón y que en algunos lugares alcanzó casi 70 metros de altura.
* El proceso de reubicación de comunidades que siguió al terremoto de 1994 permitió reducir la densidad de habitantes del cañón y alejar a las comunidades de las zonas de mayor amenaza. Ignoró cuántas familias de las que se reubicaron en otros lugares de la región han regresado de manera permanente o temporal, pero es de suponer que hoy hay menos habitantes permanentes que en 1994.
* A pesar de que ya han pasado casi 12 años desde el terremoto del Páez (lo que quiere decir que para un niño que hoy tenga 12 años ese terremoto y la consecuente avalancha forman parte de su "prehistoria personal"), la memoria del desastre del 94 sigue viva en la vida de los habitantes del cañón del río Páez, lo cual permitió una acción rápida de evacuación. Por lo menos eso era lo que se vepia a través de los noticieros de televisión.
¿Y de los peces qué?
¿Y qué pasó al fin con los cientos o miles de toneladas de peces muertos en la represa de Betania, que embalsa al Magdalena tras recibir las aguas del río Páez?
¿Cuál fue, finalmente, la causa de esa mortandad que se produjo pocos días después de la erupción del volcán Nevado Huila?
He aquí un ejemplo de la manera como los medios de comunicación -y en consecuencia sus usuarios- le perdemos el rastro a la información, lo cual nos impide convertir las noticias diarias en fuente de aprendizaje.
Sobre la muerte de los peces existieron dos versiones: una, la atribuía a la desoxigenación del agua y al bajo nivel de la presa, como consecuencia de la escasez de lluvia, atribuida a su vez al fenómeno de El Niño. Y dos, a la posible contaminación de las aguas del río Páez como consecuencia de la erupción volcánica en las cabeceras del mismo.
Hoy ya debe existir un veredicto, del cual no han dado cuenta los medios de comunicación.
Un par de fotos para recordar
Después del terremoto de 1994, en la presa de Betania se formaron palizadas o costras flotantes de troncos procedentes de los bosques que ocupaban parte de las 40 mil hectáreas de suelo que fueron destruidas como consecuencia del sismo y de los más de 3 mil deslizamientos que éste produjo. Las palizadas, al igual que la contaminación objetiva y sicológica que produjo el desastre en la presa de Betania, perjudicaron gravemente al turismo y a los piscicultores.
La ciudad de Neiva crece en las orillas mismas del río Magdalena, aguas abajo de la presa de Betania. Estudios realizados por la Dirección Nacional para la Prevención y Atención de Desastres cuando el terremoto de 1994, determinaron que la presa tendría capacidad suficiente para absorber un eventual deshielo del 100% del casquete glaciar del Nevado Huila en caso de una erupción, lo cual evitaría un desastre para la capital del Huila.
De cualquier manera, en caso de que se llegara a producir una erupción capaz de causar un deshielo y una consecuente avalancha, ojalá ésta ocurra en una temporada seca, cuando la presa de Betania esté en su mínimo nivel.
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